En las últimas semanas la variante delta del nuevo coronavirus ha causado preocupación en todo el mundo. Su capacidad de transmisión parece ser muy alta y su presencia se ha podido detectar en cerca de 100 países convirtiéndose en la variante predominante en algunos de estos lugares.
Cuando los virus se replican se producen muchas copias de su material genético, proceso durante el cual, se introducen inevitablemente errores o mutaciones en su código. Estos errores pueden ser neutros, perjudiciales o beneficiosos para el virus. Si las mutaciones beneficiosas son seleccionadas y transferidas, una y otra vez durante la replicación, existe la probabilidad de que se integren definitivamente al genoma del virus. Con el tiempo, estos errores se acumulan produciendo variantes que implican cambios en el comportamiento del virus. En el caso del SARS-CoV-2, estas variantes podrían favorecer la aparición de casos severos, aumentar el riesgo de infección o reinfección y disminuir el efecto protector de las vacunas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) utilizó el alfabeto griego para referirse a las nuevas variantes del SARS-CoV-2 y las clasificó según su comportamiento en variantes de interés o de preocupación. La variante delta fue registrada por primera vez en la India en octubre de 2020 y fue categorizada como preocupante por la OMS el 11 de mayo de 2021. Se trata de una variante 60 % más transmisible que la variante alfa —identificada a finales del 2020 en el Reino Unido— que a su vez era un 50 % más transmisible que la cepa de Wuhan (China), la cepa original.
La entrada del SARS-CoV-2 dentro de las células del huésped marca el primer paso de la infección. La proteína de superficie S o proteína de la espícula recubre al virus y le da su aspecto de corona característico. Esta proteína encaja en su receptor celular ACE-2 (enzima convertidora de angiotensina 2), como una llave en una cerradura, activando una cascada de procesos que permiten al virus replicarse y liberar copias de sí mismo para poder infectar otras células. La variante delta ha acumulado una serie de mutaciones en la proteína de la espícula que alteran su forma de interactuar con el receptor ACE-2 favoreciendo su capacidad de infectar las células y de pasar de un huésped a otro.
Estudios preliminares realizados en Inglaterra y Escocia sugieren que la variante delta del SARS-CoV-2 podría ser más virulenta y causar más hospitalizaciones si se compara con la variante alfa. Los investigadores observaron que las vacunas analizadas, la de Oxford-AstraZeneca y la de Pfizer-BioNTech, eran efectivas a la hora de reducir el riesgo de infección por SARS-CoV-2 y de hospitalización relacionados con la variante delta. Aunque la protección podría ser inferior a la observada contra la variante alfa, el estudio advierte que estos resultados se deben interpretar con cautela puesto que se necesitan más datos para esclarecer mejor este panorama.
Hace unos días el Instituto Nacional de Salud (INS) anunció que, aunque en Colombia ya circulan diversas variantes del SARS-CoV-2 como la alfa, gamma, iota, épsilon y lambda, todavía no se ha detectado la variante delta en el país. No obstante, la alta transmisibilidad de esta variante y la rápida expansión que ha tenido a nivel mundial, sugieren que pronto se podrían registrar los primeros casos en Colombia, pues ésta ya ha sido detectada en países latinoamericanos como Argentina, Brasil, Chile y Perú.
La rápida propagación de la variante delta ha hecho que las autoridades sanitarias redoblen sus advertencias y recomendaciones acerca de la importancia de la vacunación, puesto que aquellas personas que no han completado su esquema de inmunización están en mayor riesgo de contraer la enfermedad y sufrir sus consecuencias. A pesar de que en algunos lugares se ha optado por dejar de usar tapabocas en determinadas circunstancias, la OMS por su parte insiste en la importancia de continuar aplicando todas las medidas de bioseguridad, incluso en personas vacunadas. Lo anterior teniendo en cuenta que la vacunación por sí sola no bastaría para frenar la propagación del virus, especialmente cuando se está frente a una variante que ha demostrado ser de mucha más fácil transmisibilidad.